¡Ellas son madres!
Son testimonios de Fe y Vida, hemos aprendido cada día de ellas a ser mejores personas, aprendimos a valorar cada detalle y damos gracias a Dios por sus vidas, ellas saben que es Dios quien las levanta cada mañana sanas y bendecidas. El hecho de despertarse es el primer milagro de Dios en sus vidas. Son mujeres sanas y fuertes, capaces de hacer muchas cosas por ellas y su familia, se levantan temprano a prepararse para el día a día, van a recoger leñas por los alrededores, cocinan para los suyos, esperan a sus esposos, hijos o hermanos que traen para vender (pescado) para el sustento. No se cansan, ni se quejan a pesar de los años de vida. Todos los que la rodean, ven como su familia crece y todo le sale bien. Ellas saben que Dios es fiel, que Él tiene el control y que su amor las sostiene.
Proverbios 31: 25 – 31
Es mujer de carácter; mantiene su dignidad, y enfrenta confiada el futuro. Siempre habla con sabiduría, y enseña a sus hijos con amor. Siempre está pendiente de su casa y de que todo marche bien. Cuando come pan, es porque se lo ha ganado. Sus hijos la felicitan; su esposo la alaba y le dice: «Mujeres buenas hay muchas, pero tú las superas a todas». La hermosura es engañosa, la belleza es una ilusión; ¡sólo merece alabanzas la mujer que obedece a Dios! ¡Que todo el mundo reconozca los frutos de su esfuerzo! ¡Que todos en la ciudad la alaben por sus acciones!